castle growing out of a mobile phone

Cómo reaccionamos ante una pérdida: nosotros creamos nuestra realidad

“En nuestras vidas, los cambios son inevitables, las pérdidas son inevitables. En la adaptabilidad y en la facilidad con que experimentamos los cambios es donde yace nuestra felicidad y nuestra libertad”. – Buddha

No fue una muerte repentina, ya la veía venir. Mi madre había estado padeciendo de un cáncer bastante maligno por varios años. Por lo general, un diagnóstico de este tipo suele marcar el peor resultado; sin embargo, de forma paradójica, también te da tiempo para acostumbrarte a la posible pérdida.

Cada químico que le administraban debilitaba más su cuerpo, pero a la vez, le daba la esperanza de negociar con el destino por unos días, unas semanas, unos meses o más.

Mi madre aguantó la terapia de manera sorprendente, teniendo en cuenta su salud en general y que padecía de otras enfermedades. Parecía indestructible, llena de felicidad, optimismo, fe, esperanza, y con la voluntad de seguir viviendo; nunca nos mostró lo mucho que sufría.

Nunca hablamos de la muerte. Era un tema tabú para nosotros. No es de sorprenderse, ya que ese es el tipo de sociedad en la que vivimos. No nos gusta enfrentarnos al destino.

Reacción ante una pérdida


HOW WE REACT TO LOSS We are the creators of our reality2

Rara vez usamos la palabra muerte. Sin embargo, todos soñamos con morir una muerte inesperada e indolora, de preferencia mientras dormimos. Nadie nos enseña cómo apoyar mentalmente a un enfermo grave, cómo prepararse mentalmente para cuando llegue su hora o cómo hacerles compañía en sus últimas horas de vida.

Yo tampoco sabía nada de eso, así que tuve que confiar en mi intuición. Ayudé a mi madre en todo lo que pude para que aceptara muchas cosas, en especial sus logros como madre.

Aun así, el simple hecho de saber lo que sucederá no disminuye el sufrimiento que vendrá. Esto lo descubrí cuando mi madre murió después de haber luchado por varios años.

En ese entonces, no sabía que la tristeza, que comprende la reacción ante la muerte y la pérdida, podría afectar de tal manera mi cuerpo, mi mente y mis emociones. Lo que no sabía es que la aflicción se traducía en pérdida del apetito, problemas para dormir, tensión muscular, cansancio y pérdida de peso.

No estaba preparada para revivir sin cesar los recuerdos de los momentos que pasé con mi madre. Traté de imaginar cómo sería la vida sin ella; pero seguía sintiendo ira, remordimiento, alivio, desesperación y un inmenso vacío.

Me preguntaba si había algo que pude haber hecho para que las cosas hubieran sido distintas. ¿Acaso fui una buena hija? O quizás pasé por alto algo que me hubiera servido para ayudarla.

De improviso, teniendo 40 años, me sentí como una niña indefensa. Acababa de perder a alguien que me amaba de manera incondicional y que siempre estuvo allí para apoyarme. Se sentía como si una parte de mí hubiera muerto con el fallecimiento de mi madre, y esto resultaría ser cierto más adelante.

No obstante, se cumplió el aforismo de que el tiempo cura todas las heridas. Un fisioterapeuta me ayudó a desbloquear ese llanto que tenía dentro de mí, claro que esto no se resolvió en el apuro de las preparaciones funerarias; pero al final, esos pensamientos que se asentaban en mi cabeza desaparecieron con la prosa del día a día.

Poco a poco, me acostumbraba a la nueva realidad; al hecho de que, de ahora en adelante, yo debía ser mi fuente de amor incondicional, a pesar de que no sabía en qué consistía ni cómo hacerlo.

Después de un tiempo, me acostumbré tanto a la ausencia de mi madre en mi vida que me había olvidado que ya no estaba. En ocasiones, me sorprendía de querer llamarla para conversar; pero tenía que recordarme que ya no podía hacerlo, pues ella ya no estaba.

Alivio después de una pérdida


HOW WE REACT TO LOSS We are the creators of our reality1

El tiempo pasó, acompañado del luto. Hasta que llegó el día en que, en lugar de tristeza, sentí alivio de que mi madre ya no estaba. Esta sensación me sorprendió y me atemorizó al mismo tiempo. ¿Pero cómo? ¿Acaso me alegra que ya no esté presente? No debería. ¿Qué pasa conmigo?

Sin embargo, eso era lo que sentía. Una sensación de alivio y ligereza, y el sabor de la libertad que nunca había experimentado antes. Esto me dio mucho que pensar, y todavía no entendía lo que estaba sucediendo.

De repente, lo comprendí. Me di cuenta de que ese alivio surgía del hecho de que ya no tenía que llamarla más cada vez que sentía felicidad en mi vida. Al fin, dejé de temerle al castigo de tener demasiada felicidad en mi vida.

Esto representó un paso fundamental en mi vida. A fin de cuentas, mi madre nunca me pidió que le explicara mis placeres, o que justificara o explicara que yo tenía el derecho de tener una vida placentera y feliz. Pero lo había hecho de alguna manera, pero ¿por qué?

Busqué en las profundidades de mis memorias, y por fin, enterrado en mi subconsciente, encontré una escena de los primeros días en la primaria.

Estábamos solos en el salón de clases, la maestra no estaba presente, por lo que la diversión se encontraba en todo su apogeo. Hicimos todo lo que los niños harían cuando no hay un adulto que los supervise. De pronto, mi madre entra en el salón y los demás niños regresan a sus asientos y se quedan firmes, todos excepto yo. Era mi madre después de todo, así que por qué lo haría.

Resulta que ella estaba en la escuela para realizar algunas cosas y de casualidad estaba pasando por mi salón. Cuando escuchó el alboroto que había adentro, se asomó y lo más probable es que estaba teniendo un mal día, ya que descargó toda su frustración en mí.

Le molestó que no estaba firme como los demás niños y que no le mostraba respeto. Y allí, en frente de toda la clase, me regañó por tal comportamiento. Descargó todas sus emociones en mí y se marchó, mientras que los demás niños me miraban con desaprobación y se preguntaban por qué tenía una mamá tan mala.

Fue una experiencia humillante que tuvo lugar justo cuando estaba teniendo uno de mis mejores momentos. Debido a esto, mi subconsciente anotó la siguiente información: “Tienes prohibido tener demasiada diversión en tu vida”. Así pues, cada vez que mi vida se llenaba con demasiada diversión, me disculpaba con mi madre de forma inconsciente.

¿Cómo le hice frente a esta creencia?

Amor incondicional propio


HOW WE REACT TO LOSS We are the creators of our reality

Tras reconocer el problema, tomé la decisión de cambiar esa creencia subconsciente y transformarla en una nueva que me favoreciera. Esto lo logré manejando mi energía a través de la sanación zeta. Los resultados fueron inmediatos y ya no siento remordimiento cuando tengo momentos de paz, felicidad y placer. Gracias a esta experiencia, decidí adentrarme más en este tema.

Cuando te convences de que no te mereces ser feliz, no la experimentas o sientes remordimiento cuando lo haces.

Todos tenemos creencias parecidas almacenadas en el subconsciente, las cuales están relacionadas con alguna forma de juicio. Correcto o incorrecto, bueno o malo; ese juicio es lo que confirma la creencia de que estamos bajo la influencia de una fuerza que no podemos controlar.

El juicio es la manera en la que el cerebro intenta dar sentido a las experiencias de la vida; define nuestra identidad. Por lo que cuando te convences de que no te mereces ser feliz, no la experimentas o sientes remordimiento cuando lo haces.

Al reconocer tu creencia, puedes cambiarla y crear una nueva realidad. Cuando cambias tu perspectiva, empiezas a ver el mundo de forma diferente y le das sentido a tus experiencias.

Cada uno de nosotros tiene recuerdos ocultos en el subconsciente que están asociados con la autoestima baja, el abandono, el rechazo o la humillación. Sin embargo, cualquier cosa que nos haya sucedido en el pasado la podemos cambiar en el presente si le damos un significado distinto. Tenemos la capacidad de evitar que el pasado tenga influencia en el presente y podemos sentir la verdadera libertad al liberarnos de esas creencias subconscientes.

Nosotros creamos nuestra realidad


HOW WE REACT TO LOSS We are the creators of our reality3

¿Cómo lo hacemos?

Existen muchos métodos y herramientas. Podemos hacerlo nosotros mismos usando afirmaciones positivas, visualización o autosugestión, e incluso mediante el sueño. De igual forma, podemos pedir ayuda a un especialista, por ejemplo:

  • Un sanador del método zeta o del Quantum Core two point .
  • Un profesional de la programación neurolingüística (PNL) o de las técnicas de liberación emocional (EFT).
  • Un terapeuta de Access Bars o de hipnosis.

Asimismo, tenemos muchos dispositivos de los cuales escoger que pueden ser de ayuda, en lo que respecta a la biorretroalimentación o a los ritmos binaurales de inducción cerebral.

La parte más esencial que debemos entender es que no estamos obligados a desempeñar el papel que nuestra mente nos ha dado, malinterpretando los eventos que han acontecido a lo largo de nuestra vida. Nosotros creamos nuestra realidad, por lo que podemos dar a nuestros recuerdos el significado que queramos.

A esto se le llama amor incondicional propio; aceptar las propias experiencias, mientras te ayudas a ti mismo a cambiar los recuerdos relacionados con estas para vivir la mejor vida que quieras.

No tienes por qué ser la víctima toda tu vida, solo porque la mente decidió que tenías que serlo. Sé lo que quieras ser y sé libre de las cadenas de tu mente.

«LECTURA RELACIONADA» MY SPIRITUAL TOOLBOX: Using the tools to heal from past trauma and love myself more completely»


imagen 1 FunkyFocus de Pixabay 2 imágenes de Gerd Altmann de Pixabay 3 imágenes de Stefan Keller de Pixabay 4 imagen de Günther Schneider de Pixabay 

  1. I am so glad to have found this article today. It has been a while since I have recalled the words shared by Parisha Taylor which were “We are all born into the dying process”. My being aware of this fact has freed me to Just Be in the present. Our sciences have shown us that what we focus on is what we bring about. I know that there is a giving up of the body Altar, yet the life goes on free of its body limitations. Speaking as a person who has lost all of my immediate family I have cycled through the many stages of grief. I know that now that there is no loss there is an adding to my life that I can call upon at any moment. I appreciate your sharing and the gift that it has brought to my day. Thank You, Veronica

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *