Al salir al patio trasero durante una noche sin luna, la constelación de Orión trae a la mente hacia ese momento. Rastreando las tres estrellas a lo largo de su borde occidental (con las cuales las pirámides de Guiza están alineadas), hasta un punto casi superior, puedo distinguir cinco de las "Siete Hermanas” de Pléyades.
En un día improductivo, el agradecimiento brota dentro de mí mientras me siento bajo un cielo lleno de estrellas brillantes. Sentir un momento espontáneo de agradecimiento significa que, después de todo, el día no fue desperdiciado. La mente calla de asombro bajo las estrellas y yo pregunto: ¿Es el cosmos consciente? ¿O es la consciencia solamente algo que el cerebro humano fabrica?
El consenso filosófico actual es que la mente no es más que actividades generadas por el cerebro. Este es el final lógico de la Ilustración y es un callejón sin salida. La transición de los "modos de pensamiento supersticiosos y medievales a la Ilustración racional” parece rápida y limpia, en contraste con nuestra transición de los fundamentos desmoronados de la racionalidad a una nueva base para el pensamiento y la mente humana.
¿Son los grandes logros de la ciencia los responsables de esto? En esta era de decadencia y colapso, la gente todavía intenta hacer todo científico. Cuando se pone en primer lugar, la ciencia nos roba la maravilla y obstruye los modos más profundos de ver y pensar.
Nada pone un fin rotundo a los principios de la Ilustración de la observación objetiva, la razón lógica y el experimento repetible que la cuestión de la mente y el cerebro. Los neurocientíficos nos quieren hacer creer que están resolviendo el ancestral problema a través de la explicación científica, con cada vez mayor detalle, de las funciones del cerebro. Pero cuanto más explican, más deben quejarse los filósofos, porque la gente está cada vez más confundida.
Una mente silenciosa
Pensar, tal como lo conocemos, se deriva de la memoria, experiencia, conocimiento y la razón. Como dirá cualquier contemplativo de la experiencia mística irrepetible (y mejor aún, como lo atestiguará tu propia visión directa y experiencia), la evidencia y la razón no tienen nada que ver con experimentar la realidad de una mente silenciosa y un corazón espacioso.
La mente humana fabrica realidades; la naturaleza y el cosmos crean y encarnan la realidad. Para que la realidad sea percibida emocionalmente, todas las realidades de la mente deben permanecer en silencio. Los frenéticos intentos de volver a los días felices de la Ilustración sólo están acelerando su declive y destacando sus premisas limitadas. Estamos hundiéndonos en los bancos de un mundo posterior a la Ilustración.
El aquietamiento del pensamiento es la fuente de la paz, la curación, la visión y la comprensión.
Es comprensible por qué los científicos se aferrarían a las premisas centrales de la llamada Ilustración. No podría haber ciencia moderna sin la observación separativa, evidencia tangible y replicabilidad experimental, encendiendo el husillo de la razón.
¿Puede el pensamiento fluir de otra fuente? ¿De la quietud, del silencio y del vacío?
Puede, pero esto requiere una atención diligente al movimiento del pensamiento. El aquietamiento del pensamiento es la fuente de la paz, la curación, la visión y la comprensión. Mientras el pensamiento psicológico esté operando, uno no puede conocer la verdadera paz.
La intención de la meditación auténtica es aquietar la mente como pensamiento. Los métodos, técnicas, sistemas y tradiciones son hostiles a la meditación, porque todos están hechos por el pensamiento y no puedes usar un pensamiento para calmar el pensamiento.
La mayoría de los maestros de meditación en la industria espiritual y de retiros espirituales han renunciado a calmar la mente, tanto porque en realidad no pueden hacerlo ellos mismos como porque la verdadera meditación no se puede enseñar y no es rentable.
El arte de silenciar la mente
Para aprender el arte de silenciar la mente, uno debe ser su propio maestro. Todo lo que un verdadero maestro hace es guiarte en la dirección correcta, es decir, dentro de ti mismo. El autoconocimiento es siempre del momento y nunca acumulativo. El autoconocimiento proviene del pasado y es acumulativo.
Aplica el autoconocimiento y olvida todo lo que crees saber sobre ti mismo. Colócate en el incómodo pero esencial espacio del “no sé”.
Tómate 20 minutos dos veces al día, de ser posible afuera si el clima lo permite (porque la naturaleza es el mejor espejo) o en una habitación tranquila con luz natural al amanecer o atardecer si el clima u otras condiciones no permiten sentarte al aire libre.
Interroga al observador. ¿Qué es este observador que siempre piensa y siente que está separado de lo que está, dentro y fuera? Si realmente lo cuestionas y observas pasivamente, tendrás la visión explosiva y transformadora de que el observador no es nada más que un truco del pensamiento, una regresión infinita y, en realidad, el observador es inseparable de todo el flujo y contenido del pensamiento.
Cuando uno ve esto, no intelectualmente sino emocionalmente, más allá de las palabras, entonces sólo está observando el movimiento del pensamiento y la emoción de la misma manera que uno escucha los sonidos en la naturaleza, sin ningún juicio o interferencia. Sin importar lo trivial o perturbador que sea, observa cada pensamiento y emoción a medida que surge y observa las reacciones de los pensamientos y emociones a medida que surgen.
La atención completamente inclusiva entonces crece inadvertida e invisiblemente y por sí sola actúa para calmar espontáneamente y sin esfuerzo la mente como pensamiento. Entonces la mente y la conciencia son un movimiento completamente diferente. La negación es el camino sin sendero de la meditación.
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