Amenudo he reflexionado (el doble sentido es intencional) sobre el caleidoscopio y lo mucho que me recuerda a nuestra mente consciente y subconsciente. Así como un caleidoscopio opera sobre el principio de múltiples reflexiones, también lo hace el ojo de nuestra mente.
Este cambio del “caleidoscopio de la mente” a menudo se relaciona con quién estamos y el medio ambiente en el que estamos en un momento dado. Los pensamientos surgen a medida que percibimos y observamos nuestro entorno, y tal vez entablamos conversaciones. Estos pensamientos aumentan debido a los datos colectivos que se conservan dentro de nuestra mente subconsciente. Los pensamientos aumentados traen entonces una respuesta emocional. Basándonos en nuestra respuesta emocional, después podemos tomar medidas, ya sea a través de la palabra hablada o la acción. Esta secuencia de eventos continuará a medida que cambie el entorno o la conversación. El caleidoscopio de la mente está cambiando continuamente.
Por lo general, hay tres espejos rectangulares dentro de un caleidoscopio, establecidos a 60º respecto a los demás, de modo que forman un triángulo equilátero. ¿Podríamos decir también, metafóricamente, que el pensamiento se refleja en la emoción, que a su vez se refleja en la palabra o la acción?
Mencioné brevemente el subconsciente. Es importante tener en cuenta que estamos muy influenciados por la mente subconsciente, que es un vasto repositorio sin filtrar de todas nuestras experiencias; el significado no está filtrado, por lo cual el subconsciente no discierne ni diferencia entre el bien o el mal, lo que es correcto o incorrecto, el amor o el miedo, etc. Simplemente acepta aquello a lo que lo exponemos. Por lo tanto, en un momento dado, a medida que nos relacionamos con el mundo que nos rodea, se produce una especie de “corte delgado”; la mente subconsciente observa con rapidez y, en base a su vasta colección de (sus) experiencias, le proporciona su “versión abreviada” de cómo avanzar. Es importante tener en cuenta que no somos nuestras mentes; la mente y la mente subconsciente son nuestras herramientas y debemos atenderlas cuidadosamente y utilizarlas como tales.
A medida que las ruedas de un caleidoscopio se giran, el desplazamiento de objetos de colores presenta varios colores y patrones. Si hablamos metafóricamente, nuestros pensamientos también pueden cambiar y variar dependiendo de nuestra fuerza de carácter, intención y la capacidad de elevar nuestros pensamientos a voluntad. Es decir, la mente subconsciente puede presentar un mensaje (basado en el historial de experiencia combinada), pero la sabiduría interior puede guiarte a cambiar a algo de gran medida en el momento; la guía interior del momento presente puede desplazar las ruedas de tu caleidoscopio interior.
La parte del caleidoscopio que contiene objetos para ver se llama la “cámara de objetos” u “célula de objeto”. Metafóricamente, esto también puede llamarse el “ojo” de la mente. Con esa idea en mente, ¿tienes un “guardia en la puerta” que discierna qué podrá o no entrar en la cámara de objetos?
Los invito a tomarse un momento para meditar sobre lo siguiente: dondequiera que vayamos y con quien decidamos pasar tiempo, tendemos a filtrar una gran mayoría de lo que nos rodea. Lo cierto es que no podemos prestar atención a todos los objetos, imágenes o conversaciones que se mantienen a nuestro alrededor, la música que puede estar sonando, etc. Lo más importante es que la mente subconsciente oye todo lo que puede ser escuchado por los oídos, ve todo lo que puede ser visto por los ojos y siente todas las emociones que pueden exteriorizar los demás, incluso si “tú” no lo haces (mucho ha sido filtrado), o no quieres admitir que lo haces (queda inconsciente en el momento por así decirlo). La mente subconsciente no se diferencia.
Cuando mis hijos eran muy pequeños, un amigo me dijo que cuando dormimos, nuestra mente analítica/crítica está apagada. Por lo tanto, la mente subconsciente absorberá todo lo que oye. Por las noches, me sentaba junto a la cama de mi hija o hijo mientras dormían. En voz baja les decía afirmaciones maravillosas. Les decía lo mucho que los quería, que me trajeron una gran alegría a mí y a los demás, que eran inteligentes, buenos en los deportes que jugaban y lo mucho que me encantaba verlos jugar, y así sucesivamente. También tuve mucho cuidado de nunca tener ninguna influencia negativa al alcance del oído mientras dormían.
Con eso en mente, imagina que tu hijo y su maestro han mencionado un desafío personal en la escuela. Esa noche, mientras tu hijo duerme al alcance de la conversación, discutes todos los aspectos negativos de esto, y todas las cosas que podrían salir mal, etc. El niño que duerme cerca escucha con el subconsciente toda esta información “negativa”, que luego absorbe sin que la mente analítica o crítica tenga voz. Cuando el niño vuelve a esa difícil situación en la escuela, la mente subconsciente puede ofrecer esos pensamientos negativos.
Porque soy consciente de la forma en que funciona la mente y la mente subconsciente (no soy de ninguna manera un experto), tiendo a tener cuidado con las cosas a las que me expongo. Admito que disfruto de un buen libro, una buena película, música o bromas tontas, pero soy consciente de las cosas a las que me expongo.
¿A qué vas a exponer tu yo más preciado hoy?
¡Crea un gran día!
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por Janine Algar
